Valentino era un sacerdote
que desempeña su actividad en tiempo donde el emperador Claudio II desarrollaba
su cargo. Dicho emperador había observado que los muchachos que se casaban,
tenían demasiadas preocupaciones y eso le hacía distraer en el momento que
necesitaban concentración para desempeñarse en el frente de batalla. Por lo
tanto sacó un decreto donde determino que los jóvenes no debían casarse. Este
decreto tuvo la oposición clara y segura de, el sacerdote Valentino. Quien no
acató la orden y cuando veía una pareja de enamorados y dharmicos el los casaba
en una gruta. El emperador lo sito, y el siguió con su decisión, pasado un
tiempo, el emperador tomó la determinación de apresarlo.
El carcelero, vio que el
sacerdote Valentino en su celda, repasaba cálculos, escribía apuntes con mucha
dedicación, a pesar de estar en prisión. Le llamó mucho la atención y se le
ocurrió la idea de pedirle si le enseñaba a leer y a escribir a su hija Julia. Cuando
Valentino escuchó el pedido, acepto alegremente. Y cuando Julia llegó observó
que era ciega. Le explicó mucha de las cosas que el sabía, y entre todo eso
también le habló de Dios. Por lo cual Julia, le dijo que dudaba de su
existencia, dado que si hubiera Dios ella no habría nacido ciega. Valentino le
enseñó a orar, y le pidió que sentados frente a frente, y tomados de las manos
pudieran orar para que Dios decidiera que hacer con su vista. Al finalizar la oración apareció un resplandor blanco
brillante y Julia comenzó a ver. Sorprendida y agradecida, continuó las clases
con Valentino, y un día el emperador Claudio II decidió decapitarlo. Julia,
siempre estaba ahí, después del desagradable acontecimiento, fue enterrado,
donde ahora se llama “La puerta de San Valentín” y donde Julia, plantó un
Almendro. Al regresar a la celda, juntando todas las pertenencias de Valentino,
Julia encuentra una carta que era dirigida a ella, donde la firma, Te amo,
Valentino. Ambos se amaban y habían respetado: ella, el juramento que él había
hecho con la iglesia, y el nunca había sido infiel a su hábito. Aunque
puramente se amaban.
A
consecuencia de este hecho tan importante se festeja el día de San Valentín,
como el día de los enamorados. Es mi deseo que se regalen el abrazo, el regalo
de miradas sinceras y tomarse de las manos y sentir el presente, hermoso y
feliz, para todos los que tienen pareja, y para los que no la tienen aún, pedir
que puedan encontrarse con su pareja dharmica lo antes posible para poder vivir
en el amor. Hasta el próximo encuentro.
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