LA
ALEGRÍA ES CURATIVA. el señor Alberto Oliva al Dr. Bernie Siegel.
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Ud., también insiste mucho con el poder
curativo de la alegría.
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Dr. Siegel, la alegría es fenomenalmente
curativa. Me lo enseñaron mis pacientes. Un caso. En 1983 a John Florio,
jardinero, paisajista se le diagnosticó un avanzado cáncer de estómago. Le
sugerí una operación inmediata. Me dijo: “se ha olvidado de algo, es primavera,
soy jardinero y es mi deber hacer el mundo hermoso” al tiempo volvió para
operarse. “el mundo ya es hermoso, estoy listo”. Tras la operación el cáncer
siguió extendiéndose. Le sugerí, quimioterapia, rayos X. Se negó. “no tengo
tiempo para eso” lo volví a ver cuatro años después pero por una hernia. Ya
pasó los 80 años. Su sistema inmunológico freno al cáncer.
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No siempre, como ud., reconoce, los médicos
ayudan emocionalmente a sus pacientes. ¿Qué puede hacer entonces el paciente?
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El paciente tiene que gritar su dolor y
enojo. Si calla sus sentimientos, químicamente dan mensaje de muerte. Si ud.,
se niega a pedir ayuda está diciendo “quiero morir”. Por favor no haga eso.
Pida ayuda. Deje que su dolor salga. Y el amor llenará el espacio vacío.
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Sintetizando, ¿Qué tiene que hacer un
médico ante un enfermo grave?
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Oírlo, mirarlo, tocarlo, abrazarlo. No
tiene que practicar la aptitud del fuerte hacia el débil, sino tiene que
compartir. El cuidado y el amor se da entre iguales. El amor no se explica se
da.
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¿Cuáles entre las enfermedades terminales
es la más sorda al amor?
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Pienso que el problema no está en las
enfermedades, sino mucho antes. La mayor enfermedad de hoy es la falta de amor
a los niños. Los chicos que crecen sin ser amados quedan inundados de un
sentimiento de desesperanza, impotencia y odio a sí mismos, que les dura hasta
la edad adulta y los predispone a la enfermedad. Sin amor hacia sí mismo le es
difícil a una persona luchar por su vida.
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¿Hay algo central que ud., les diga a sus
pacientes moribundos?
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Le digo, “si nunca te has amado a ti mismo,
amable e incondicionalmente, ahora es el momento de hacerlo. Amate a ti mismo,
perdónate a ti mismo, y al mismo tiempo aprende que no hay nada que perdonar.
El amor incondicional tiene una fuerza química formidable y es una red de
seguridad, hay que llegar a hondo de nuestro yo interno.
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Eso es más fácil proponerlo que hacerlo,
¿Cuáles son los caminos?
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Hay muchas formas, palabras, música,
sentimientos. Relajación, meditación, yoga, visualización, todas son técnicas
que se aprenden. Llegar al YO ES
COMO LLEGAR A CASA. Y en casa es donde la curación puede comenzar. A partir de
la paz interior.
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¿Cuáles son las pautas de la “casa
interior” las señales de paz?
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Entre otras cosas, la tendencia a actuar
espontáneamente y no por temor. Capacidad para disfrutar de cada momento.
Creciente desinterés por juzgarse a sí mismo y a los demás. Desinterés por lo
conflictivo. Conciencia placentera de estar conectados por otro y con la
naturaleza. Aumento notable de recibir y dar amor. Dejar de pensar la
enfermedad como un “castigo” o un fracaso personal, descubrir en que lo
beneficia la enfermedad. Frecuentes ataques de sonrisas a través de los ojos
del corazón.
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Dr., Siegel, sin ánimo peyorativo, ¿se
podría decir que ud., es un místico a pesar de ser cirujano?
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Soy místico porque soy cirujano.
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Si ahora crudamente le dijera que ud., lo
que ofrece a sus pacientes es una falsa esperanza, ¿Qué respondería?
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Que lo único falso es la falta de
esperanza.
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R. Braceli, desde Nueva York: Alberto
Oliva.
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