R. Braceli. Desde
Nueva York Alberto Oliva
Su lema: “Los
sentimientos son químicos, que pueden curar o matar” Dr. Bernard Siegel.- PARTE UNO
El Médico Oncólogo y Best-Seller norteamericano, que
trata a sus pacientes con visualización le dicen “el médico que cura el cáncer
con amor”
A partir de eso desarrollo una terapia Anti
convencional para pacientes terminales, basada en demostraciones afectivas y
técnicas mentales. Se le hizo este reportaje que no tiene desperdicio.
-¿Los milagros son posibles? Sí, pero dependen de
nosotros. Para que los milagros nos sucedan hay que estar abiertos a
recibirlos. Esto vale para las naciones y para las personas enfermas.
Bernie S. Siegel es uno de los más famosos curadores de
“cáncer” y enfermedades terminales del mundo. Sus libros tienen millones de
lectores. Los comentarios jactanciosos de muchos médicos, no pudieron eclipsar
su método basado en el más barato de los medicamentos: el amor. Hasta el mismísimo cáncer emprende la retirada. Si el amor
se desata frente a él. Pero mejor vallamos al dialogo.
-Doctor Siegel, ¿ud., exactamente que es? ¿Cirujano,
hipnotizador, psiquiatra?
- Me pone en un lío. Soy una extraña mezcla de
profesor, cura, psicoterapista, escritor, comediante, director de coro…
-¿Y médico cirujano?
-Me olvidaba, también doctor. Especialista en oncología
en la Universidad de Yale. No es casual mi olvido. Hace una década yo era un
cirujano de Cáncer en Connecticut. Me sentía un miserable porque no podía hacer
lo que se esperaba de la medicina: curar a todos los pacientes. Caí en una
depresión galopante.
- ¿Y que hizo con su depresión?
- Tomarla como al toro por las astas. Dejé el bisturí y
empecé a revisar los roles de médicos y pacientes. Hubo un episodio
desencadenante. Un día vi como un colega examinaba a un enfermo terminal. Tras
el chequeo final le dijo. “su enfermedad no tiene cura. Tiene los días
contados. Puede morir mañana o dentro de tres semanas. Informaré a sus
familiares. Ahora llamaré a una monja para que venga a consolarlo.
-Más que un diagnostico eso parece una ejecución, un
fusilamiento.
- Ud., metió el dedo en nuestra llaga, aquel día
comprendí que generalmente los médicos actuamos frente al moribundo como si no
fuera un ser humano, como si diéramos una clase de medicina. Cuando la monja
vino “el condenado” lloró en sus brazos. Escuchó aquello de “polvo somos y al
polvo volvemos” .Pero ni siquiera se le preguntó si era creyente. Allí tuve la
rotunda evidencia que los médicos somos educados para tratar enfermedades, pero
a nuestros consultorios no vienen enfermedades ni virus, vienen seres humanos.
Comprendí que la medicina y la tecnología no alcanzan, para curar. Falta en
nuestras carreras cursos de sentimientos para la curación del Alma. Olvidamos
que cuerpo y alma son la misma cosa. Y que los sentimientos influyen sobre las
células. Los malos y los buenos.
-¿qué pueden hacer nuestros sentimientos frente a un
tumor maligno?
- Pueden frenarlo y pueden doblegarlo.
- Su frase doctor Siegel, suena reconfortante. Pero
ud., sabrá que los tumores tienen un lenguaje y los sentimientos otros. ¿Cómo
se pueden influir ambas cosas si no se entienden?
-Esta es la cuestión. Sí se entienden. Porque los
sentimientos producen su química. Pueden curar o matar. He conocido a muchas
personas que realmente se curaron, de enfermedades “incurables”.
“Trate
de ir más allá de mi bisturí”
¿Sus colegas los médicos que opinan de tales
curaciones?
Le agradezco su escepticismo, porque en la medida que
dude le explicaré mejor cada uno. Efectivamente hay muchos médicos que no creen
que pueden producirse las curaciones auto-inducidas. Dicen que se trató de un
error de diagnóstico. O de una enfermedad que se comportó bien. Increíblemente
no se ha estudiado estos casos “milagrosos” científicamente. Yo traté de ir más
allá de mi bisturí. Y empecé a preguntarle cómo se salvaron de la enfermedad
incurable.
-¿Qué conclusiones sacó de estos interrogatorios?
Descubrí que casi todos esos paciente “milagrosos” (con
cáncer, daños cardíacos, desordenes inmunológicos) Tenían una cosa en común,
más del 90% atribuía su recuperación a cambios significativos que se había
producido en sus vidas. Cambios que les habían permitido sentir, por primera
vez, que verdaderamente estaban viviendo. Casi todos me dijeron que en algún
momento, empezaron a ver la enfermedad, no como una carga sino como un don, no
como una sentencia de muerte sino como la real posibilidad de un nuevo comienzo.
-Disculpe esta duda tan machacona, doctor Siegel, pero
hasta qué punto puede influir la mente sobre el cuerpo cuando el cuerpo ya ha
sido “tomado” por una enfermedad irreversible.
-Existe ahora una creciente evidencia que mente y
cuerpo, cerebro y sistema inmunológico
no están disociados sino estrechamente vinculados, sabemos ahora que ciertas
sustancias producidas por el cerebro pueden transformar los sentimientos y
emociones en sustancias químicas. Estas sustancias a su vez influyen sobre el organismo
ya sea positiva o negativamente. En suma los sentimientos son sustancias
químicas y pueden matar o curar.
-Si estas sustancias químicas de pensamientos y
sentimientos existen ¿Por qué no se las aísla y se las da como medicamentos?
-Tiempo al tiempo, tal vez algún día se pueda escribir
recetas con sustancias químicas expansoras de la vida. Mientras tanto los
médicos podemos alentar a los enfermos a que vivan y piensen de tal forma que
sus propios cuerpos produzcan la mayor cantidad de esas sustancias. Y esto es
lo que los “pacientes milagrosos” se enseñaron a si mismo hacer.
Quien es Siegel, que prefiere que lo llamen Bernie, se
mantuvo 100 semanas seguidas en la tabla de Best-Seller del New York Times. De
Amor, medicinas y milagros, su primer libro vendió 1.300.000 ejemplares y su última obra, Paz, Amor y curación,
amenaza en repetir el éxito.
En el momento de presentar el libro tenía 57 años y con
un matrimonio de 30 años con Bobbie, 5 hijos, vive en New Haven, Connecticut
donde ejerce sus profesiones de: pediatra, cirujano general y oncólogo. En 1978
creo Exceptional Cáncer Patients, una forma específica de terapia individual, y
de grupo que utiliza las imágenes y los sueños de los pacientes, (visualización
creativa) y distintas formas de
relajación, según él la curación total mediante estas técnicas, hay cerca de
4.000.- artículos documentados a cerca de gente que sobrevivió a enfermedades
terminales. Y distintas formas de relajación. Según el la curación total mediante
estas técnicas son posibles. Hay 4000.- artículos documentados acerca de gente
que sobrevivió a enfermedades terminales. Además un artículo apareció en The Journal of Chronic, en 1984, da cuenta de
34 enfermas de cáncer de mamas que
fueron “milagrosamente” curadas tras el tratamiento en el ECP, Siegel es un
discípulo del famoso Carl Simontos un
oncólogo de Dallas, autor también de Getting
Wall Again allí Simontos describe un programa diseñado por el mismo para
que pacientes cancerosos combatan su mal con técnicas mentales. Continuando con
el reportaje al doctor Bernie Siegel, - dice- los pacientes aprendieron la necesidad
de llenar sus mentes y corazones con esperanza, alegría, paz y amor.
-¿Cuáles fueron las claves palpables evidentes que lo
llevaron a comprobar la “eficacia química de la mente”?
-Hay algo verificable por todos. Muchas personas toman
una cápsula que no contiene nada en especial y experimentan una rápida mejoría,
por la confianza en el poder curativo del medicamento.
-¿hasta qué punto la confianza puede ganarle la
pulseada a un tumor?
- Hace 10 años una mujer que sufría cáncer me vino a
ver desde Carolina del norte, su expectativa de vida era de seis meses, NO se
lo dijimos. Tiempo después me enteré que esta mujer le confió a una amiga,
“Supe que me pondría bien cuando Siegel me sostuvo la mano”. ¡Y se puso bien!
Es más cuando empezó a sufrir los efectos laterales a causa de la
quimioterapia, esta misma amiga le dijo, “No debes sentir esos efectos, el
doctor Siegel lo dice” y los efectos cesaron.
-¿A tal punto puede influir la química de la esperanza?
-Escuche esto, en un artículo del 06/09/1985, en el
Journal of The American Medical Association, Jane Mac Adams contó lo que le
pasó con su madre, a quien le quedaban semanas de vida. Para animarla le compró
una linda robe. Cuando la madre vio el regalo lo rechazó y le pidió una costosa
cartera de verano. La hija se quedó pasmada. Como podía su madre pedir una
cartera en pleno invierno, ¿Cuándo era probable que no viviera hasta la primavera?
En realidad pidiéndole la cartera la mujer le estaba preguntando a su hija
cuanto tiempo pensaba ella que podía vivir. Esa misma tarde fue y le compró la
cartera de verano. La cartera fue usada y gastada. Y varias carteras más. La
desahuciada, al momento de la nota ya había cumplido 83 años. Cientos de casos
como este demuestran que todo lo que ofrezca esperanza puede curar. Un regalo o
una palabra.
-¿también una palabra, dicen que a las palabras se las
lleva el viento?
Las palabras pueden matar. O pueden curar. El profesor
Bernard Lown, de Harvard, cuenta dos historias verídicas y demostrativas. Caso
uno: un médico hace la ronda el hospital y se detiene frente a una paciente, la
mujer padecía de atenosis tricúspide, dolencia cardíaca no grave. El médico
prefirió comentar la enfermedad usando las iniciales. Dijo: este es un típico
caso de S.T. tan pronto como se alejó, la mujer empeoró llamativamente, había
entendido que S.T. significaba “situación terminal” Murió esa misma noche. Otro
caso pero al revés. El doctor Lown hacía con sus alumnos una ronda se detuvo
frente a una paciente que estaba crítico, grave. Le dijo a sus alumnos que el
hombre tenía un corazón “sano, muy fuerte, con galope de tercer sonido” en
terminología médica esto significa que estaba en situación casi límite. Sin
embargo se recuperó. Meses después el paciente explicó que al escuchar eso de
“galope” entendió que tenía un corazón fuerte como un caballo. La esperanza la
salvó.
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