EN LAS ISLAS SALOMÓN, EN EL SUR DEL PACÍFICO, ALGUNOS LUGAREÑOS PRACTICAN UNA FORMA ÚNICA DE TALAR ARBOLES, SI UN ÁRBOL ES DEMASIADO GRANDE PARA SER TRATADO CON UN ACHA, LOS NATIVOS LO HACEN CAER A GRITOS, LEÑADORES CON PODERES ESPECIALES SE SUBEN A UN ÁRBOL EXACTAMENTE AL AMANECER Y, DE PRONTO, LE GRITAN CON TODA LA FUERZA DE SUS PULMONES, LO HACEN DURANTE TREINTA DÍAS. EL ÁRBOL MUERE Y SE DERRUMBA, LA TEORÍA ES QUE LOS GRITOS MATAN EL ESPÍRITU DEL ÁRBOL. SEGÚN LOS LUGAREÑOS, SIEMPRE DA BUEN RESULTADO. LOS PALOS Y LAS PIEDRAS PUEDEN ROMPER NUESTROS HUESOS, Y LAS PALABRAS ROMPER NUESTROS CORAZONES.
tomado del libro: TODO LO QUE HAY QUE SABER LO APRENDÍ EN EL JARDÍN DE INFANTES. de Robert Fulghum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario